
Por Rubén de la Trinidad, CM.
Hoy queremos presentarte un santo militar y mártir que quizás ni siquiera hayas oído mencionar, San Alejandro de Bérgamo.
Hoy Bérgamo (o Pruinsa de Bèrghem, como se dice en Bergamasco) es una de las provincias de Lombardía, Italia; y posiblemente su ciudad, también llamada Bérgamo, sea la más golpeada por el nuevo Coronavirus en toda Lombardía. Y tristemente es Lombardía la región italiana más asolada por la actual pandemia.[1]
Pues bien, San Alejandro es el Patrono de Bérgamo y probablemente nació en Tebas en el siglo III. Se le representa tradicionalmente como un soldado romano, portaestandarte (abanderado) y oficial de la famosa Legión africana de Tebas o Tebea[2], compuesta por egipcios cristianos.
Esta legión, una de las más prestigiosas, bajo el mando del general Mauricio, mientras se movía de Mesopotamia a África, recibió las órdenes del emperador Maximiano de perseguir a todos los cristianos que se encontrasen por el camino. La mayoría de los soldados se negó y esto causó que el ejército fuera diezmado. Primero, un soldado de cada diez fue asesinado; luego, debido a las negativas posteriores, la legión fue prácticamente exterminada cerca de Agaunum.[3]

Pocos escaparon de la masacre en la que sufrieron martirio san Mauricio, el general antes mencionado, y sus compañeros mártires[4], y entre los que pudieron librarse estaba Alejandro, que huyó a Milán, donde estaba la corte del Emperador a la sazón. Alejandro pronto fue reconocido, encarcelado y llevado ante el mismo emperador Maximiano, quien le pidió que abjurara de su fe, pero Alejandro se negó y fue llevado nuevamente a prisión.
En la cárcel es visitado por san Fidel (Fedele di Como)[5] y el obispo de Milán san Materno[6]. Con la ayuda de éstos organiza una fuga hacia Como y escapa. Según algunos testimonios, durante el viaje, Alejandro resucitó a un muerto, pero en Como (ciudad cercana a Milán, al pie de los Alpes) fue nuevamente capturado y enviado a Milán para su decapitación.
En Milán, a punto de ser decapitado, es librado milagrosamente y vuelve a huir, refugiándose en Bérgamo. Una vez allí, no se mantiene escondido, sino que se dedica a predicar y a convertir a los bergamascos, entre los que se cuentan los futuros mártires Fermo y Rústico[7]. Fue entonces nueva y definitivamente capturado y decapitado el 26 de agosto del 303, en el sitio donde en la actualidad se encuentra la Iglesia de San Alessandro in Colonna. Alejandro ganó el martirio al derribar el altar que se le presentaba para ofrecer sacrificios a los dioses romanos.
Sobre él comenta Mons. Dellavite[8]: “El suyo no era solo rechazar un acto de adoración, sino afirmar su elección por un conjunto de valores, por un estilo de vida, por un ideal que hablaba de paz, hospitalidad, libertad, contra un régimen de violencia y arrogancia. Afirma la primacía de la conciencia. Le cortaron la cabeza, pero su vida siguió hablando.”[9]

Su memoria se celebra el 26 de agosto. Entre el 25 y el 31 de agosto, Bérgamo celebra a su santo patrón con una gran fiesta que incluye eventos y espectáculos a lo largo de las calles y plazas de la ciudad que involucran asociaciones civiles y religiosas culminando con fuegos artificiales.
La historia de Alejandro de Bérgamo está llena de los clasicos tópicos de las leyendas hagiográficas. Pero no se puede dudar de la existencia en Bérgamo del antiguo culto a un soldado romano mártir, de nombre Alejandro, torturado y muerto por haberse negado a renunciar a la fe cristiana. La villa de Bérgamo se atribuye la posesión de sus reliquias auténticas.[10]
En estos días, en los que el mundo entero padece bajo la sombra de una pandemia nunca antes vista, bien valdría recurrir a la intercesión de este Santo Patrono de Bérgamo; máxime cuando esta zona italiana es la más golpeada por esta peste global.

NOTAS Y REFERENCIAS:
[2] Sobre la célebre Legión Tebana de la hagiografía cristiana podemos saber que fue una legión del ejército romano de Oriente que procedía de Tebas, en Egipto, y cuyos oficiales, entre los que se encontraba Mauricio el tebano, se habían convertido al cristianismo. Llamados por los emperadores Maximiano y Diocleciano a luchar contra las bagaudas rebeldes, fueron diezmados y masacrados entre 285 y 306 en Agauno (Agaunum), la actual San Mauricio, en el Valais (Suiza), por negarse a acatar órdenes que contravenían su religión. Se les venera desde entonces como santos mártires de la Iglesia Católica.
[3] Esta es la versión más antigua de la historia del martirio de la Legión Tebana, de acuerdo con la carta que Euquerio, obispo de Lyon (c. 434 – 450) dirigió al también obispo Salvio. En otras versiones varía la causa del martirio, y los legionarios son ejecutados por negarse a hacer sacrificios a los dioses romanos.
[4] Los santos mártires de la Legión Tebana son celebrados el 22 de septiembre.
[5] Las leyendas afirman que durante la persecución de Maximiano, un oficial llamado Fidel fue a visitar y servir a los cristianos prisioneros en Milán. Fidel ayudó a escapar a cinco de los cristianos y partió con ellos y dos soldados, llamados Carpóforo y Exanto, con la intención de cruzar los Alpes. Los fugitivos fueron capturados en Como, y sólo Fidel consiguió escapar con vida. Pero los perseguidores le siguieron en una barca y le tomaron prisionero en Samolaco, del otro lado del lago. Inmediatamente, le azotaron y le dacapitaron.
[6] San Materno de Milán, obispo que, restituida la libertad de la Iglesia, trasladó con gran solemnidad desde Lodi a esta ciudad los cuerpos de los mártires Nabor y Félix.
[7] Los santos Firmus y Rusticus (Fermo y Rustico) muertos hacia el 290 d.C. son venerados como dos mártires de Verona. Sus actas poco confiables establecen que Firmus y Rusticus, parientes, eran ciudadanos prominentes de Bérgamo. Fueron martirizados en Verona bajo el emperador Maximiano después de negarse a sacrificar a los ídolos paganos. Bajo el juez Anolinus, fueron torturados, golpeados con palos y decapitados.
[8] Secretario General del Obispado de Bérgamo.
[9] Citado en este sitio de lengua italiana
[10] Aunque alguna fuente habla de que el cuerpo de San Alejandro se venera en la capilla del castillo ducal de Pescolanciano.