Uno de los pilares de la Hermandad de Caballeros y Damas de la Santísima Trinidad es la Oración en común. Por lo lo general, allí donde la OMSST tiene una Encomienda, todos los miembros efectivos de la Hermandad se reúnen para rezar en común el Oficio Divino (aunque los miembros agregados no estén obligados, siempre se les invita a participar de la Oración comunitaria). Para esto se usa de ordinario la Liturgia de las Horas. Se exhorta a todos los Caballeros y Damas que la Oración sea rezada o cantada de manera digna, atenta y devotamente, de manera que en todo se guarde el decoro que amerita todo acto litúrgico. A continuación presentamos algunas oraciones propias de la Hermandad que suelen utilizarse también en el rezo común del Salterio.

1. INVOCACIÓN
V/. Señor, ábreme los labios.
R/. Y mi boca proclamará tu alabanza.
(Si se va a rezar el Invitatorio, se omite todo lo que sigue entre corchetes […])
[ V/. Dios mío, ven en mi auxilio. ]
[ R/. Señor, date prisa en socorrerme. ]
[ V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. ]
[ R/. Como era en el principio, ahora y siempre, ]
[ por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya). ]
2. INVITATORIO TRINITARO (Puede sustituir al Invitatorio del Oficio y puede emplearse también en cualquier hora del día)
V/. Venid, postrémonos y adoremos al Padre Omnipotente, Nuestro Dios.
R/. Te adoramos y te bendecimos, oh Padre Santo, porque en tu magnífica providencia nos has creado por amor. (Aleluya).
V/. Venid, postrémonos y adoremos a Jesucristo el Rey, Nuestro Dios.
R/. Te adoramos y te bendecimos, oh Verbo de Dios, porque con tu muerte y resurrección nos has redimido por amor. (Aleluya).
V/. Venid, postrémonos y adoremos al Espíritu Santo Paráclito, Nuestro Dios.
R/. Te adoramos y te bendecimos, oh Espíritu de Dios, porque con tu divina unción nos has santificado por amor. (Aleluya).
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya).
3. ORACIÓN INICIAL O INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO (Oración ab libitum, es espontánea y se deja a discreción del que preside)
4. HIMNO (Preferiblemente cantado, del Oficio u otro adecuado)
5. SALMODIA (Se usan los Salmos tal como aparecen en el Oficio Divino. Procuren cantarlos o salmodiarlos, antes que sólo recitarlos)
6. ACCIÓN DE GRACIAS Y BENDICIÓN (Ab libitum. En ocasiones es muy conveniente dejar a los participantes que hagan estas oraciones espontáneamente. Puede usarse la siguiente aclamación para responder u otra apropiada): “Bendito y alabado seas por siempre Señor.”
7. CANTO INTERMEDIO (Ab libitum. El que preside juzgará su conveniencia)
8. LECTURA BREVE (Tómese la Lectura breve del Oficio u otra lectura bíblica conveniente)
9. DOXOLOGÍA BREVE (Esta doxología puede sustituir el Responsorio Breve, siempre que se use debe ser cantado)
Al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, Trinidad Consubstancial e Indivisible, sean la Gloria y la Alabanza por los siglos. (Tres veces)
10. CÁNTICO EVANGÉLICO (Cántese el Benedictus o el Magníficat, con su antífona correspondiente, según el horario en que se haga la Oración)
11. PRECES (Úsense las preces del Oficio. Pueden agregarse otras preces espontáneas o propias de la comunidad. La aclamación después de cada prez hágase preferiblemente cantada, pudiendo usarse la siguiente como sustitución):
“Kyrie eleison” (Tres veces)
12. PADRE NUESTRO…
13. ORACIÓN FINAL (Puede hacerse espontanea y sustituir la del Oficio, si el que preside lo cree conveniente)
14. CONCLUSIÓN
V/. Bendito sea el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/. Bendita sea por siempre la Santa Trinidad.
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
15. ANTÍFONA DE LA VIRGEN (Del Oficio. También puede usarse la siguiente):
Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
16. ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁRGEN
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Que Dios manifieste sobre él su poder,
es nuestra humilde súplica.
Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial,
con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás,
y a los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén.
